Este lema antibelicista es aplicable a cualquier guerra, incluida la de pareja. Y es que cualquier conflicto en una relación se acentúa por falta de amor. La confrontación surge por múltiples motivos, el principal: la falta de comunicación o malos entendidos. Hablamos desde la razón y no desde el corazón, lo que pone a la otra persona a la defensiva y en posición de ataque. Igualmente, solemos oír al otro para responder y salir victorioso de la disputa, no para escuchar lo que nuestra pareja verdaderamente nos quiere decir.
El motivo de que gritemos es porque nuestros corazones se sienten alejados y tenemos que alzar la voz para nos oiga, cuando los corazones están unidos, próximos, no hace falta levantar el tono, se susurra. Anhelamos estar conectados con otra persona, sentirnos queridos, reconocidos, comprendidos, cuidados… pero, lo hacemos con nosotros mismos? Y con los demás? Cómo podemos esperar que nos den lo que no nosotros no sabemos darnos?
Ámate, con devoción, incondicionalmente, con tus defectos, miedos, miseria. Cuídate, mímate, respétate…eres la única persona con la que pasarás toda tu vida. Sólo cuando seas tu gran amor, podrás amar a los demás. De una forma sana, equilibrada, sabiendo que sois uno. Entonces, hazle el amor todos los días, a todas horas, cada minuto. Dile lo que sientes, trata de no hacerle daño, de no jugar, sin estrategias. Hazle sentir que es la persona que has elegido entre todas las del planeta. Facilítale la existencia. No la juzgues. Hazle el amor todos los días, incluso en la cama.