1 DECIDE SOBRE TU VIDA. No dejes que otros lo hagan por ti, eres el autor de tus aciertos y de tus errores. Elige ser el protagonista en la solución de tus problemas. No dejes que NADIEajeno a ti y a tus circunstancias decida qué es lo más te conviene, difícilmente acertará. Tú sí lo harás.
2 AHORRA. Tiempo, dinero y sufrimiento. No dilates la solución a tu conflicto en la vía judicial, no malgastes tu economía en procesos costosos y que no van a satisfacer a ninguna parte, no prolongues ni aumentes la insatisfacción que se siente ante la falta de paz en tu vida.
3 CRECE. Un conflicto bien gestionado nos hace mejores. Nos enseña una parte de nosotros que desconocíamos. Todo el mundo es capaz de guerrear y ponerse en mano de otros para intentar “ganar”, pero no todo el mundo es capaz de solucionar sus problemas de forma pacífica. Sólo los mejores pueden hacerlo, sé uno de ellos.
4 CONOCE A LA OTRA PARTE. Conocer es comprender. El desconocimiento nos asusta y ese miedo nos provoca distanciamiento. Si logramos empatizar con la otra parte, entenderemos que también tiene sus razones para estar en conflicto y eso nos ayudará a acercar posturas.
5 QUEDA EN PAZ. A veces no nos concedemos la libertad de acabar con el problema, nuestro entorno nos presiona para que sigamos en él. Escúchate a ti mismo y decide crear un acuerdo que perdure en el tiempo.